¿Podría el BIG DATA predecir el futuro?
Acertar en una predicción con respecto a cualquier variable motivo de estudio nos podría hacer pensar que los humanos somos predecibles si realmente todos los que intervienen, de una forma u otra en este tipo de fenómenos, siempre se comportan como sería previsible además de necesario.
En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable
La navaja de Occam (o de Ockham) es un principio de razonamiento formulado por el filósofo inglés William Ockham [“La pluralidad no se debe postular sin necesidad”], que utilizó la idea de la navaja para eliminar los supuestos innecesarios de una teoría.
Cuando se trata de predecir futuros comportamientos y conductas podríamos utilizar ese tipo de principios para eliminar supuestos innecesarios (matrices de impacto), o bien podríamos utilizar el cálculo de probabilidades para analizar qué causas producirán determinados fenómenos (mapas de riesgo), estudiando finalmente las probabilidades de que los fenómenos sean o puedan ser consecuencia directa de determinadas causas mediante el uso de la estadística (conjunto de datos y hechos reunidos, clasificados, evaluados y monitorizados).
El Equilibrio de Nash
La Teoría de Juegos se origina en la aplicación de modelos matemáticos al comportamiento de un determinado número de personas, combinando de esta manera el estudio del comportamiento humano con los cálculos matemáticos.
En los años cincuenta John Nash agregó un componente clave a la Teoría de Juegos: la predicción para llegar a una solución [“los individuos toman sus decisiones considerando que los demás optarán por su mejor elección”], concepto que hoy se denomina El Equilibrio de Nash, y que ha tenido influencia en el estudio de comportamientos en campos ajenos a la economía, entre otros, la competencia entre partidos políticos y la conducta de los votantes.
Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro
Si algo tenemos sobradamente claro entre nuestros profesionales y analistas en cuanto a posibles y futuras conductas de las personas, sujetas al análisis tradicional, es que solo podrían ser definidas como “improbables o impredecibles”. Y si un fenómeno futuro calificado en origen de esa forma, además, se encuentra condicionado a múltiples variables con muchas y desconocidas causas que los determinan, no resultaría tarea fácil establecer cualquier tipo de mapa, diagnóstico, hipótesis, suposición, escenario, etc. en relación a estrategias, riesgos o impactos.
Algunos datos son intrínsecamente inciertos, por ejemplo, los sentimientos y la sinceridad de los seres humanos, y por supuesto el futuro pero aun así, y a pesar de la incertidumbre, los datos siguen conteniendo información muy valiosa.
No existe nada en el mundo que esté completamente equivocado: hasta un reloj parado consigue acertar dos veces al día
Manejamos una ingente cantidad de datos que tratados como corresponde, junto con los datos propios de la empresa que solicita de nuestros servicios, procuran respuestas que de otra forma sólo serían suposiciones basadas, quizás, en mucha argumentación teórica pero más bien con poca o ninguna fundamentación práctica.
Sería irrelevante ofrecer al cliente protocolos, manuales, líneas o estrategias basadas tan solo en “probabilidades de…”; para nosotros, se trata de ofrecer una imagen actual, veraz y fiel de los mercados objetivos a los que dirigir esfuerzos e intereses mediante la recreación de posibles escenarios los cuales, y llegado el momento, puedan comportarse de forma razonablemente efectiva y eficaz.
Los únicos que no mienten son los números
En un mundo cada vez más interconectado gracias a la masiva cantidad de datos que se generan, los diferentes tipos de fuentes que los producen y la velocidad a la que se originan, procesan y analizan, cuando hablamos de cualquier posible evento o hecho futuro (“horizonte de sucesos”), estamos hablando de extraer valor añadido a los datos.
Bastaría con tal ingente cantidad de información libre y abierta analizada de forma eficaz por personas con las suficientes habilidades analíticas, utilizando herramientas basadas en técnicas de Big Data que gestionen adecuadamente, entre otras, la incertidumbre intrínseca al comportamiento humano y, gracias a todo ello, proporcionarnos hipótesis en las que se combinan múltiples contextos basados en la información (“horizonte de datos”) creando patrones-perfiles de conducta y comportamiento estadísticos y matemáticos mucho más precisos y útiles en torno a la predicción.
La gestión y el análisis de datos para las empresas
Es aquí donde las habilidades analíticas y las herramientas de Big Data, enfocadas al ámbito del mercado actual o la predicción, deben generar nuevos supuestos, conclusiones, escenarios e hipótesis basadas en la gestión de un volumen ingente de datos (anónimos) de las personas físicas-jurídicas que deben ser analizados convenientemente con métodos novedosos extrayendo información de valor con la que prever, dentro de lo razonable, futuras conductas, hábitos o comportamientos.
Y si toda esa información y los datos, por separado, serían capaces de proporcionarnos una importante fuente de conocimiento con la que generar resultados, ahora, imaginemos las infinitas posibilidades que nos ofrecen si juntamos tal cantidad de datos e información de fuentes tan diferentes cruzando, combinando y comparando variables absolutamente distintas, y lo que podrían llegar a proporcionarnos si se le aplican herramientas de gestión y análisis de datos junto con las habilidades humanas necesarias para utilizarlas de forma lógica, adecuada, racional y sobre todo de un modo respetuoso y objetivo, sin sesgos, intereses, prejuicios o posiciones dominantes.
No cabe duda que los resultados que podríamos obtener nos proporcionarían ventajas competitivas con las que poder anticiparnos a situaciones y amenazas porque en definitiva, y frente al azar de los mercados o la incertidumbre del público objetivo, transformar la analítica de datos en valor para las empresas facilitará la adopción de mejores y más eficaces decisiones y estrategias empresariales.